La alborada de un nuevo siglo rompe en silencio el velo del tiempo, recorre con los recuerdos los años de Colón, sus viajes, el inicio de la invasión española, y con ella el martirio inolvidable de los hombres que con sus mujeres vieron marchitar la vida de su raza en medio del exuberante paisaje que de paso hizo sentir a los peninsulares inmersos en un extenso mundo de riqueza y fantasía jamás imaginado. En su afán por adoctrinar a los nativos, enseñarles la lengua de Castilla y usurpar riquezas y poder, en una lucha brutal, desigual, sin precedentes en este territorio llamado por primera vez “América” en 1538 por el geógrafo Gerardus Mercator, al parecer en honor del navegante italiano Amerigo Vespucci, (Américo Vespucio), la dominación peninsular se extendió a lo largo y ancho de esta geografía, por encima de las grandes dificultades representadas por factores como el clima o la resistencia de los “indígenas”. Así, el invasor descubrió las tierras donde los Panches, indomables y guerreros, vivían libres, con su lanza al hombro, sus ritos, sus dioses, costumbres y sueños ancestrales de Pijaos y Caribes sin más jefe que el cacique, fieles a sus costumbres, francos y valientes por herencia. Es la hora de cambiar creencias, lengua y dioses. En este ambiente, Alonso Vásquez de Cisneros funda a Nocaima, el 8 de Junio de 1605, en un territorio dividido en encomiendas, (hoy con 21 veredas), municipio que se prepara para celebrar los 400 años de historia, de evolución y desde luego de dificultades y sufrimientos, si se tiene en cuenta que no ha sido un pueblo afortunado a la hora de recibir lo que en realidad le corresponde. Nocaima, el Rincón Dulce, Ecológico y Cultural de Colombia, no es un lema más, con sabor a terruño añejo, sino por el contrario, es una realidad viviente que lucha por ser cada día mejor, a pesar de las dificultades que tienen que enfrentar las municipalidades, como consecuencia de los procesos de cambio que no siempre favorecen a la provincia. Nocaima es un rincón de gente amable, trabajadora, amante de las buenas costumbres, forjadora de sueños, que ha dado paso a grandes realidades, pero sobre todo, y vale la pena resaltarlo, un pueblo donde se han gestado desde hace algunos años, eventos culturales que le han dado renombre a nivel Nacional e internacional, como ocurre con los encuentros de teatro, de danza folclórica, poetas y escritores y tantas otras manifestaciones donde los nocaimeros tenemos la oportunidad de retratar nuestras costumbres, nuestra ideología y ese acervo de cultura que llevamos dentro, como un aporte a la construcción de la historia local, regional y nacional, en un ambiente de paz, engendrado en el compromiso de sus maestros, sus dirigentes y sus instituciones. Nocaima es un rincón de ilusiones, de sueños, de grandeza, pero ante todo, Nocaima, es un poema:
Nocaima, no es un pueblo
común sobre la tierra,
sino la noble cuna
que engalanó la historia,
Nocaima es la parcela,
donde nació la luna
para alumbrar al orbe,
sus sueños y su gloria.
Nocaima, es un paisaje
de verde y de esperanza,
donde la aurora juega
con su ancestral linaje
Nocaima es la hidalguía
sublime de una raza,
que con orgullo entrega
su esfuerzo en poesía.
Nocaima está cumpliendo
los cuatrocientos años
de haber sido fundada
por Vásquez de Cisneros,
sobre los fríos peldaños
de Ucalatatahuiti
forjándole el destino
al hombre nocaimero.
Nocaima lleva altiva
la sangre de los Panches,
guerreros primitivos
que al español vencieron,
sobre el lecho del río,
sobre la cordillera
bajo el cielo infinito
donde al nacer crecieron.